Malba
historiasAweb
El Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) es uno de los más interesantes de la ciudad: aloja la colección de arte de la Fundación Costantini, con aproximadamente 400 obras (pinturas, esculturas, grabados, fotografías y objetos) de grandes artistas latinoamericanos del siglo XX. El moderno edificio que alberga el Malba, revestido de piedra caliza y con amplias superficies de vidrio y acero, fue realizado en 1997 por el estudio cordobés Atelman-Fourcade-Tapia, ganadores de un concurso internacional cuyo jurado estuvo compuesto por los célebres arquitectos Norman Foster, César Pelli y Mario Botta.
Se trata de un edificio de estilo deconstructivista, una corriente de la arquitectura de moda en la década del 90; se caracteriza por la yuxtaposición de volúmenes formando piezas poliédricas y el uso de ángulos agudos resaltando las aristas de los cuerpos. La dirección de obra estuvo a cargo del veterano estudio argentino MSGSSS, y el contratista fue Gerlach Campbell Construcciones S.A.
Malba es un espacio cultural dinámico y participativo en el que se presentan exposiciones temporales de diversa índole (en muchas ocasiones junto a otros museos, colecciones internacionales y fundaciones afines) y muestras de arte contemporáneo argentino y latinoamericano. Además, cuenta con un importante programa de cine y con una cinemateca que crece mensualmente a través de la adquisición y el rescate de films esenciales de la historia del cine. El museo también tiene un área de Literatura a través de la cual realiza encuentros con escritores, cursos, seminarios, charlas literarias y presentaciones de libros.
Desde 1990, la Colección Costantini estuvo abierta a la visita de especialistas y estudiosos tanto locales como internacionales y para el préstamo de obras a exposiciones de arte latinoamericano realizadas en diversos países de América y Europa. En 1996 se presentó públicamente en conjunto por primera vez en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, exposición que luego fue inaugurada en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo. Entre 1998 y 1999, un número importante de sus piezas más relevantes fue exhibido en el Museu de Arte Moderna de São Paulo, el Museu de Arte Moderna de Rio de Janeiro y en la Fundación "La Caixa" en Madrid.
Simultáneamente, la Colección presentó entre 1997 y 2000 cuatro ediciones sucesivas del Premio Costantini en el Museo Nacional de Bellas Artes, concurso que contribuyó a estimular la producción artística argentina, al mismo tiempo que incorporó a la colección obras de artistas de las últimas generaciones. Lo que constituye un nuevo recorrido por el arte latinoamericano del siglo XX a partir de las obras emblemáticas del patrimonio del museo. Dividida en siete núcleos temáticos, la nueva puesta presenta un recorrido cronológico por las diferentes experiencias artísticas realizadas en la región desde los inicios de la modernidad, a principios del siglo XX, hasta el surgimiento del arte conceptual en los años 70. Se exhiben importantes artistas latinoamericanos como Xul Solar, David Alfaro Siqueiros, Emilio Pettoruti, Rafael Barradas, Pedro Figari, Joaquín Torres-García, Frida Kahlo, Diego Rivera, Wifredo Lam, María Martins, Antonio Berni, Fernando Botero, Hélio Oiticica, Lygia Clark, Lidy Prati, Jesús Rafael Soto, Lucio Fontana, Julio Le Parc, Jorge de la Vega y Alicia Penalba, entre otros.
Importantísimas obras de arte latinoamericano forman parte de la Colección Malba, como el conjunto de obras de Xul Solar, Manifestación (1934) de Antonio Berni, Abaporu (1928) de Tarsila do Amaral, Autorretrato con chango y loro (1942) de Frida Kahlo, entre muchas otras.
Antonio Berni
Antonio Berni (1905-1981) es uno de los grandes exponentes del arte argentino. En las décadas del 60 y 70, Berni trabajó en dos series sobre la vida y las andanzas de dos personajes ficticios: Juanito Laguna (un niño de villa miseria) y Ramona Montiel (una prostituta de barrio). Ambos son arquetipos argentinos nacidos de una realidad social posindustrial (en medio del desarrollismo), en la periferia de la ciudad de Buenos Aires, pero que, como él mismo señaló, podrían haber surgido de cualquier gran urbe latinoamericana. Retrató a la sociedad en relación con la prosperidad y la movilidad social.
Tanto en su producción como en reconocimiento profesional, el año 62 fue prolífico para el artista. Recibió el Gran Premio Internacional de Grabado y Dibujo en la XXXI Bienal de Venecia, que le fue otorgado por sus obras sobre Juanito Laguna, y comenzó su serie sobre Ramona Montiel. La gran tentación o La gran ilusión, un collage sobre madera o un assemblage de dos partes. Fue realizado ese año, muy probablemente en su taller de Buenos Aires. Si bien el nombre de la obra no indica que se trate de Ramona Montiel, su serie iniciada ese año, en la que todas sus piezas llevaron el nombre Ramona en su título, así como su imagen y su temática, indicarían que es uno de los ejemplos más claros y cabales de su idea con respecto al personaje de la prostituta porteña de los años 60.
Berni exhibió por primera vez La gran tentación en julio de 1964, en Mythologies Quotidiennes, en el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris. Este collage de múltiples materiales extra pictóricos y pintura, en una estética que antecede al kitsch, al incorporar lo vulgar de lo cotidiano, muestra a una prostituta vieja, de pie a la derecha del cuadro (Ramona), rodeada de hombres y tal vez un proxeneta en el centro-izquierda de la obra (todos caricaturizados), que miran embelesados el rostro de una mujer rubia muy bella (representaría a la gran tentación –o tentadora–), que se asoma como si fuera una aparición religiosa en la parte superior izquierda y sostiene en una mano un monedero repleto de monedas plateadas y en la otra un auto azul último modelo. Ramona tiene proporciones latinas –grandes caderas–, los senos caídos, un poco de panza; su cuerpo desnudo lleva una multitud de retratos de hombres pintados (inclusive alguna mujer y una pareja); usa tacones negros, medias turquesa y magenta sujetas con ligas rojas a medio muslo, tiene la boca color bermellón, ojos pintarrajeados, bastante colorete, una peluca rubia, aros, un adorno de lentejuelas y grandes plumas grises. La rubia, en cambio, parece de cuento de hadas, de póster de cine americano o de revistas; no está compuesta por un collage brutalista, sino que está bien pintada; resalta sobre un cielo azul oscuro, con su pelo rubio dorado; su piel es muy blanca, tiene escaso maquillaje, ojos azules de mirada tranquila y poca expresión, peinado de peluquería elegante de los 50, que recuerda tal vez a Grace Kelly, la actriz americana que se casó con el príncipe europeo.
La gran tentación o La gran ilusión plantea el mundo del arrabal porteño, alimentado de la tradición del cabaret francés, fruto también de la televisión y del cine americano. El 28 de agosto de 1962, en una carta a Rafael Squirru, el artista planteaba su idea: “Ramona Montiel, el nuevo personaje de mi futuro conjunto, será una mezcla de Cumparsita-Milonguita y Marilyn Monroe”.
Además de la titulada La mujer del sweater rojo (1971), obra que, a través de la mirada enigmática de la mujer y la atmósfera cargada de significado, en la que Berni logra transmitir una sensación de melancolía y misterio al espectador, dentro de la Colección Malba es obvio señalar Manifestación y Desocupación, también pintada en el transcurso de 1934 (colección particular, Buenos Aires), como una de las obras fundacionales del Nuevo Realismo. Una concepción que, luego de su temprana emergencia entre los años 1933 y 1934, tuvo su primera formulación escrita en un artículo publicado en la revista Forma en 1936. Éste fue el punto de partida de una serie de textos programáticos en los que Berni afirmó reiteradamente el mismo núcleo de ideas: la crítica a un cierto tipo de modernismo basado en la pura especulación sobre las formas y materiales del arte, y la convicción de que el artista y sus producciones deben guardar un estrecho vínculo con los procesos históricos que impulsan los cambios.
En Manifestación, Berni dispone figuras en poderosos primeros planos que se suceden hacia el fondo, conformando un mar de cabezas; sin embargo, no se trata de una masa indiferenciada, ya que cada componente del conjunto –que experimenta una situación de huelga y ha acudido a una concentración portando carteles– exhibe rasgos y actitudes que lo tornan singular. Un variado grupo cuyos extremos son las figuras pensativas con la mirada perdida y las que expresan rebeldía: se trata de la melancolía y la rabia, dos sentimientos representativos de los convulsionados años de entreguerras que caracterizan, respectivamente, al pensador ensimismado y constructivo y al militante radicalizado y batallador.
El Malba se expande
El Malba se expande y desde 2024 cuenta con una nueva sede, “Malba Puertos”, en el partido bonaerense de Escobar, a 45 km de la Ciudad de Buenos Aires, donde albergará de manera permanente las cinco esculturas monumentales del tucumano Gabriel Chaile que su fundador, Eduardo Costantini, adquirió en la Bienal de Venecia. Un espacio de 5.500 metros cuadrados, de los cuales dos mil serán techados, con exposiciones de arte argentino, entrada gratuita y un fuerte énfasis en la naturaleza circundante.
El proyecto surge gracias a un acuerdo institucional con Consultatio, socio corporativo del Malba, que está a cargo de la gestión y financiamiento total de la obra con una inversión de 10 millones de dólares.
En este nuevo espacio, se propone crear un centro de gravedad en la vida artística y cultural de Zona Norte, provincia de Buenos Aires, en contacto con la naturaleza y con la experiencia del Malba. El nuevo centro de arte se proyecta como un espacio accesible, comunitario, educativo, interdisciplinario y contemporáneo. Malba Puertos desplegará su acción en un paisaje que integra arquitectura de calidad, un cuidado trabajo de paisajismo y se inserta como el nudo de una trama urbana generada por un circuito de arte público con obras de artistas contemporáneos distribuidas por toda la ciudad.