Muralismo - Street Art
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El muralismo es considerado un arte y se tornó muy importante en los últimos años. La idea o búsqueda a la que se quiere llegar con los murales de gran dimensión es mostrar el arte individual además de generar un fuerte impacto visual en el público que lo ve y consume. Es un movimiento artístico que surgió en México y trabaja con imágenes a gran escala en la vía pública. En Argentina fue ganando terreno y se erige hoy como una manera más de contar historias.
El término arte urbano o arte callejero, hace referencia a todo el arte de la calle. El arte urbano engloba tanto al grafiti como a otras diversas formas de expresión artística callejera. Desde mediados de los años 1990 el término street art o, de forma más específica, Post-Graffiti se utiliza para describir el trabajo de un conjunto heterogéneo de artistas que han desarrollado un modo de expresión artística en las calles mediante el uso de diversas técnicas (plantillas, pósteres, pegatinas, murales, grafitis...)
En la ciudad de Buenos Aires, en el comienzo de las expresiones artísticas murales, ese espacio público estuvo restringido a las iglesias. Luego le siguieron las cúpulas de los grandes teatros o cines, las entradas y vestíbulos de los edificios, las galerías comerciales y especialmente las nuevas estaciones del transporte subterráneo. Más tarde, el mural empezó a tener un lugar destacado en las paredes de las calles o en las alturas de las medianeras de los edificios. Al final, las fachadas de muchas casas son decoradas con murales temáticos o expresiones libres.
Siendo una ciudad comprometida con el arte, los murales y grafitis que bañan sus edificios son un fiel reflejo de esa voluntad creativa. El arte callejero está ganando fuerza como reclamo turístico en sí mismo. Admirar los murales, sumergirse en el mundo interior del artista y poderse llevar una postal única porteña con la belleza de estas obras. Pero no es una simple moda y su uso no es un mero acto de decoración. Los artistas encuentran en sus obras un modo de expresar su pensamiento, su visión del mundo y el sentir de la sociedad. Éste es el verdadero significado del street art y el motivo de su popularidad. Pero en Argentina, el arte callejero no siempre fue aceptado. Se fueron realizando distintos proyectos y tareas para conseguir el apoyo de las autoridades y lograr llevar adelante el nuevo plan de embellecer la ciudad. Así, Buenos Aires, que no es una ciudad con la tradición muralista de México, está teniendo una progresión significativa de esta manifestación artística.
En el Subte, el mural encuentra al gran público
La primera irrupción claramente masiva que tuvo el mural en Buenos Aires, fue en la decoración de las estaciones del transporte subterráneo. Los porteños usuarios de las líneas C y D fueron los primeros en encontrar unos inmensos murales en los andenes de las estaciones. Luego se sumaron los vestíbulos de las boleterías. Y así hasta que la propuesta se volvió masiva en los últimos 15 años. En la línea C, por ejemplo, las paredes están decoradas con murales de mosaico esmaltado y el principal motivo son paisajes de diferentes regiones de España. Los andenes de las estaciones en dirección a Retiro, tienen panorámicas alegóricas a Bilbao, Santander, San Sebastián, Álava y Navarra. Y los que tienen dirección a Constitución, tienen como temas a Santiago, Lugo, Asturias y Santander. Estas obras fueron realizadas entre 1923 y 1934 y provocaron que durante años, a esta línea del Subterráneo de Buenos Aires, se la llamara “La línea de los españoles”.
En la actualidad, entre los artistas más populares, destaca el gran Martín Ron. Nacido en la provincia de Buenos Aires, se le considera uno de los 10 mejores muralistas de todo el mundo. Fue uno de los primeros en pintar obras de gran dimensión y en estaciones de subte porteñas. Otro artista destacable es "El Marian" (Mariano Antedoménico) artista plástico y muralista autodidacta, cuyo arte se ha mostrado en el país y ha participado en festivales, muestras colectivas e individuales en Buenos Aires, Mar del Plata, Córdoba, Salta y Santa Fe.
Otras experiencias recientes
La recuperación de la democracia en 1983 y el colapso institucional y social de 2001 en Argentina fueron la matriz cultural y política para el resurgimiento y desarrollo del muralismo con un amplio universo de obras, artistas y técnicas, sumándose a las nuevas formas de arte y comunicación pública: esténciles, arte urbano con aerosol, grafitis visuales, gigantografías, pantallas e intervenciones urbanas.
El muralismo argentino revivió y persiste como tradición de arte social: artistas y/o militantes hacen murales para reflejar un hecho social, político o cultural de gran impacto en la comunidad. Se abrieron estilos y concepciones nuevas vinculadas a relecturas del muralismo tradicional y a la aparición del grafiti visual en los muros públicos.
También generaron obras murales artistas provenientes de subculturas urbanas juveniles, rock, el auge del diseño, entre otras variantes que no tienen vínculos necesariamente con otros llegados de las escuelas de arte, de la militancia en organizaciones sociales o políticas o con caminos cercanos a estos campos de acción. Un ejemplo paradigmático, quizás, es Alfredo Segatori, aerosolista, escenógrafo, que cuenta su experiencia:
En 1994 empecé a salir a pintar en los espacios públicos y fui desarrollando un sentido para mi trabajo que tiene que ver con retratar imágenes urbanas, situaciones urbanas. Tengo influencias de todo tipo pero construyo mi propio camino y estilo, no me identifico con el muralismo tradicional, ni con el grafiti, lo mío es aerosol a mano alzada, esa es la técnica. Rescato el concepto del muralismo que no es sólo componer una imagen sino existe todo un proceso de elaboración, una situación. En general adapto la obra al entorno, vinculo las imágenes y la situación del mural con el espacio elegido de la ciudad.